07 noviembre 2007

Primer

Dirección y guión: Shane Carruth. País: USA. Año: 2004. Duración: 77 min. Género: Thriller, Ciencia-ficción. Interpretación: Shane Carruth (Aaron), David Sullivan (Abe), Anand Upadhyaya (Phillip), Casey Gooden (Robert), Carrie Crawford (Kara), Jay Butler, John Carruth, Samantha Thomson (Rachel), Chip Carruth (Thomas), Jack Pyland, Keith Bradshaw, Ashok Upadhyaya. Producción: Shane Carruth. Música: Shane Carruth. Fotografía: Shane Carruth. Montaje: Shane Carruth.

No voy a mentir, la elección de esta película para la noche de ayer se debió única y exclusivamente a su duración, 77 minutos, era tarde y no quería trasnochar. Como no tenía las pilas cargadas del todo esta película me ha parecido como un filete pasado que cuesta masticarlo, mi intención era ver una obra lighty sencillita y no algo tan complejo que a punto estuvo de quitarme el sueño. Madre del amor hermoso que manera de castigar mi sufrido intelecto para dilucidar la dirección en que soplaba el viento en esta extraña película.


Aaron (Shane Carruth) y Abe (David Sullivan) son dos ingenieros que en sus ratos libres se dedican a realizar experimentos cinetificos en un garage, su último logro, una caja que aparentemente reduce la masa manipulando la fuerza de la gravedad, o eso creen ellos. Cuando descubren el alcance de su invento tienen que enfrentarse a la decisión de usarlo en su beneficio y, de ser asi, afrontar las consecuencias.

Claramente estamos ante una película de las mal llamadas cine de autor donde, con un presupuesto irrisorio, 7000 $, el argumento lo es todo y el espectador está obligado a participar usando su intelecto para intentar entender que pasa, eso sí esto último es mejor realizarlo después de ver la película que durante o corremos el riesgo de no enterarnos de nada.

Con una abundante carga filosófica y algún matiz científico me recuerda en exceso a Pi: fe en el caos, aunque en este caso la paradoja sea distinta, en una la aletoreidad del caos bursátil, en la otra la moralidad de la modificación temporal, ambas dan que pensar y ambas nos dejan destrozados tras verlas, ya que después de ello nos toca pensar, y mucho.

Al ser un cine de bajo presupuesto ya podemos intuir que los efectos especiales brillan por su ausencia, algo de agradecer en una cinta de ciencia ficción, que últimamente se están cebando, y por el contrario gana fuerza esa ciencia ficción psicológica, menos intuitiva, al estilo Orson Scott Card o quizás Isaac Asimov claro está, guardando las distancias con estos dos genios de la ciencia ficción. La incertidumbre sobre hacer el bien o buscar provecho propio, las discusiones que eso conlleva y la inevitable verdad de la relatividad temporal que incita la inquietante pregunta sobre si se puede cambiar lo vivido.

Una interesante voz en off aparece en los momentos en los que estamos más perdidos para poner algo de luz justo cuando tenemos la cuchilla cerca de las venas nadando en la ignorancia más absoluta y, ahh mundo glorioso cuando nos enteramos de quien es, y al final sólo nos queda reconocer que hemos visto una aunténtica maravilla, claro está de esas que o aborreces o adoras. Yo soy de los segundos.

Poco más reseñar sobre Primer sin caer en algún spoiler, resaltar el carácter enigmático de esta obra y animaros a que la veaís y acercaros así a otro cine.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena la explicación de la elección de la peli. A mí me pasa muchas veces. Son las diez, estás cansado y, desde luego, no te vas a ver Lawrence de Arabia...

Patón.

Twister dijo...

La duración es muchas veces importante, desde luego un truño de tres horas tras 9 horas currando es insufrible

Cesare dijo...

Excelente, no recuerdo nada salvo que me encanto, pero excelente... Lo que si tengo la impresión es que me recordo más a las paradojas y al existencialismo de algunos de los relatos de Philip K. Dick más que a Asimov o Scott Card, pero claro, cada uno busca influencias en sus preferencias...

Twister dijo...

Philip K. Dick no es de los míos, aunque es posible que sus paranoias se acercan más a esta que las locuras de Asimov o Card, buen apunte