28 octubre 2007

El último escalón

Año: 2000. Nacionalidad: USA. Estreno: 14-07-2000. Género: Thriller. Duración: 110 m. T. original: Stir of echoes. Dirección: David Koepp. Intérpretes: Kevin Bacon (Tom Witzky), Kathryn Erbe (Maggie Witzky), Illeana Douglas (Lisa), Liza Weil (Debbie Kozac), Kevin Dunn (Frank McCarthy). Guión: David Koepp. Fotografía: Fred Murphy. Música: James Newton Howard. Montaje: Jill Savitt.

Se acerca el invierno y, que leches, apetece quedarse en casa disfrutando del buen cine, cierto es que andaba yo con una resaca asesina que me tenía convaleciente y postrado en el sofá con poca posibilidad de acción alguna, hasta elegir la película fue un atroz esfuerzo que solucioné dejando la decisión en terceros, para evitarme el pensar, acto prácticamente delictivo en días resaquiles.


Tom (Kevin Bacon) es un padre de familia como otro cualquiera con los mismos problemas que todo el mundo, hasta que un día su cuñada le hipnotiza y le deja una puerta abierta, una puerta que aprovechará Samantha, desaparecida hace algunos meses, para entrar en contacto con él, y no se irá hasta que el haga lo que ella quiere, llevando a Tom hasta la locura.

Nos encontramos con un formato excesivamente explotado (Los otros, El sexto sentido, El orfanato, Al final de la escalera, White Noise, ...) y sin embargo esta película parece diferente al no buscar la intriga en que está pasando sino en por qué esta pasando, un sutileza que la diferencia de las otras mencionadas.

Está contada con sencillez, de manera lineal lo cual hace el argumento más creible que otras del género, y se agradece la presencia de unos personajes con exceso de carácter, nada transparentes. David Koepp (conocido por la saga Spiderman, ya tiene escrita la cuarta entrega) consigue entrenernos con esta película, intrigante y con pequeñas píldoras de terror, acercándonos a la locura repentina de Tom.

Sorprende la actuación de Kevin Bacon, muy humana, muy loca, muy buena. La música genial, para los amantes del rock tiene dos canciones que nos harán asomar la lagrimilla. Resumiendo, que me enrollo y es domingo muy tempranito y uno no está para discursos, me esperaba una bazofia que no debería haber salido nunca del cajón y me encontré una película que me gustó no tanto por la temática, ya trillada, como por la forma de contar la historia.

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